En pilates Boadilla apostamos por la salud de nuestra columna y articulaciones
La base de nuestro cuerpo son nuestros pies que con 200.000 terminaciones nerviosas, 33 músculos principales, 28 huesos y 19 ligamentos, es una auténtica obra maestra de la biomecánica que nos permite desplazarnos largas distancias.
Sin embargo, el calzado tradicional, con su rigidez, exceso de amortiguación o acolchamiento y estrechez en sus hormas en la zona del empeine y dedos, produce deformidades que degeneran en lesiones graves.
Pero, siempre escondidos, no les damos el valor que tienen hasta que nos duelen, nos salen dedos en martillo, juanetes, callos… Imagínate como quedarían tus manos después de años y años de mantenerlas enclaustradas en unas manoplas firmes que limitaran sus movimientos.
La respuesta se contesta fácil: sólo tienes que mirar a tus pies.
Fascitis plantar
Consiste en la inflamación de la fascia plantar, una banda de tejido elástico que se extiende desde el calcáneo hasta la zona metatarsal, situada delante de los dedos.
Esta estructura tiene una función esencial en el caminar, ya que es una de las principales responsables de mantener el arco plantar, absorbiendo y devolviendo la energía que se produce cuando el pie impacta contra el suelo. Además, se encarga de proteger los metatarsianos evitando un exceso de flexión de los dedos.
Uno de los factores más comunes que contribuyen a la fascitis plantar es el uso de zapatos incorrectos. En muchos casos, o bien no se ajustan adecuadamente, o proporcionan un apoyo o una amortiguación inadecuada: al caminar o correr con zapatos inadecuados la distribución del peso es anómala, y el estrés puede provocar la inflamación de la fascia.
Condromalacia rotuliana
Algunas de las lesiones más frecuentes, podrían ser corregidas o suavizadas mediante el uso de calzado minimalista.